domingo, 3 de mayo de 2015

Mi parecer de ABRIL 2015.

Puedo afirmar sin temor a equivocarme que abril 2015 ha sido, sin duda, uno de los peores meses de mi  vida. Perderte a ti me ha dejado una sensación de enorme vacío por la rotura de los lazos amistad y cariño que mantenía desde la infancia. Aun siendo adulto y tu longevo, la sensación de dolor y pena invade mi ser durante todas las horas del día. No puedo evitar, echar la vista atrás, y recordar con verdadera nostalgia tantos momentos maravillosos vividos contigo a lo largo de tu vida.

Tu dilatada vida llena de plenitud hasta los últimos meses, no ha sido sin embargo nada fácil y quizás por ello, hemos tenido la necesidad de mantener una muy estrecha relación de padre e hijo. Recuerdo con añoranza las largas conversaciones en las tardes del último invierno, en las que me comentabas tus penurias en tu infancia allá en el pueblo. Te lamentabas de las carestías y el enorme sacrificio para salir adelante en aquella España de la posguerra.   

Me duele enormemente haberte perdido, a pesar de que existe el convencimiento social de que la muerte de los padres es algo natural producto de la impecable ley de la biología. Pero una cosa es la naturaleza y otra bien distinta los sentimientos, y tu pérdida no es un hecho natural, sino un corte en el vínculo familiar que me deja huérfano en la vida, aunque sea mayor y tenga familia.

En mi corazón está gravado tu nombre para recordarte el resto de mi vida y el me deberá iniciar a caminar por el sendero de la vida sin tu sabio consejo. Será difícil, pero he tenido un gran maestro y solo deberé recordarte para coger siempre el camino más apropiado. Jamás te olvidaré. DEP.