La tragedia griega que vivimos
actualmente, no es una obra de teatro escrita por Sófocles, Eurípides o Esquilo. Es una auténtica tragedia
del pueblo griego por culpa de las políticas irresponsables y de espaldas a la realidad
puestas en marcha por los distintos gobiernos helenos de los últimos tiempos. Grecia
tiene un sector público insostenible con exceso de funcionarios con sueldos muy
elevados, sobre todo en empresas públicas. Durante años el salario mínimo era
un 50% superior al de España y existía la posibilidad de jubilarse con 61 años
con el 96%.
Los irresponsables políticos griegos
ocultaron durante años la realidad de sus cuentas a los organismos
internacionales. El déficit público paso de 4.000 a 30.000 MM de euros. En
lugar de implantar profundas reformas para contener el gasto, siguieron
endeudándose más para mantener el derroche. Enchufaron a gente de todo tipo en
el sector público a cambio de recolectar votos para los partidos gobernantes.
La situación es muy preocupante, dado que, ante
la negativa europea a otorgar a Grecia un tercer rescate, se ha producido el impago
técnico del compromiso adquirido con FMI por 1.550MM de euros para final de
junio. Grecia se ha convertido en el mayor deudor del FMI en default. El país
está al borde del caos más absoluto, con los bancos sin liquidez y cerrados, lo
mismo que la bolsa. También existen problemas de distribución de combustible.
Como siempre, los más perjudicados son los sectores desfavorecidos, sobre todo
los pensionistas que reciben pagos a cuenta de sus pensiones semanalmente.
Después vendrá el referéndum del próximo
domingo donde los griegos están llamados a las urnas para que expresen su opinión
sobre la propuesta consultiva. De cualquier forma, con independencia al resultado,
por el bien de Grecia es necesario que de una vez por todas se tomen medidas
serias y duraderas para conseguir una estabilidad financiera tan necesaria para
su futuro. Volver al dracma es un paso atrás que
jamás podrán recuperar en el tiempo.
En definitiva, se espera un verano
tremendamente caliente, no solo por la temperatura ambiental, si no por las turbulencias
derivadas de la crisis griega. La inestabilidad de la zona euro, está afectando
a las bolsas, a la prima de riesgo y las hipotecas. Cuanta mayor incertidumbre,
mayor descontrol.
