martes, 1 de septiembre de 2015

Mi parecer de AGOSTO 2015.


El cartel de, “Agosto cerrado por vacaciones” es algo cotidiano que se podía leer en establecimientos de barrios de ciudades del interior de España, sobre todo en la última quincena de agosto. Es lógico, que los empresarios de pequeños negocios familiares, aprovechando la ausencia de clientes y las elevadas temperaturas de las mesetas, desconectaran durante algunas semanas de la rutina diaria para dar un respiro al trabajo y sobre todo a la mente. Por ello, no quedaba otra que colgar el letrero de “Agosto cerrado por vacaciones” para recobrar nuevas fuerzas y de paso, dar forma a nuevas ideas para seguir sacando adelante los negocios.
 
Sin embargo, después de la crisis todo ha cambiado. La economía se ha empobrecido y el margen de las Pymes se ha reducido hasta unos límites que solo les permite cerrar los negocios por vacaciones como mucho una semana en agosto. Sólo resisten algunos empresarios privilegiados que tienen el local en propiedad. Esto demuestra la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos para hacer frente a las amenazas que implican los cambios.
 
Miles de negocios familiares no han podido soportar la presión de la crisis ni la competencia de las grandes superficies y se han visto obligados a cerrar definitivamente. Las ciudades y especialmente sus barrios periféricos pierden diariamente comercios tradicionales de todo tipo abiertos desde hace muchos años. Lamentablemente los negocios de toda la vida se convierten de la noche a la mañana en tiendas regentadas por orientales.
 
Paseando por cualquier zona comercial en un barrio cualquiera: Carabanchel, Aluche, Usera, Villaverde, Vallecas, Vicálvaro, Cuatro Caminos, etc., se puede apreciar clarísimamente una preocupante desertización de las zonas comerciales de toda la vida. El comercio tradicional de ferreterías, papelerías, zapaterías, droguerías, panaderías, mobiliario, tiendas de ropa, electrodomésticos, ultramarinos, etc., casi ha desaparecido por completo y en su lugar se han instalado bazares chinos y fruterías de indios y pakistaníes con bajos precios y amplios horarios. También predominan las franquicias de panaderías y pastelerías de masas congeladas.
 

 

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